Cómo Saber Si Tu Bebé Está Cansado o Hambriento

Descifrar a nuestro recién nacido es toda una aventura. Aprendemos a ser padres traduciendo el enigmático lenguaje de nuestros pequeños. Interpretar su llanto, sus gestos y sus necesidades puede ser todo un reto, y aunque las necesidades de un recién nacido son bastante obvias (alimento, calor y seguridad), hay algunas señales que pueden ser de gran ayuda cuando de entender bebés se trata. Seguir tu intuición es el primer paso.

Entendiendo el lenguaje del bebé

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No son iguales las señales que puede hacer un bebé de 1 mes de nacido que uno de 3 meses, sin embargo, las necesidades son esencialmente las mismas.

Para poder comprender las señales del bebé, debemos comprender primero la naturaleza de un recién nacido. Los bebés recién nacidos son básicos en cuanto a sus necesidades, pero la complejidad aparece cuando la comunicación no verbal es el primer recurso que tienen para expresarse.

Antes que nada, intentemos situarnos en la realidad del bebé. Un mundo completamente nuevo se abre ante nosotros, no es difícil abrumarnos de sólo pensarlo, sumado a esto, no poder expresarnos con palabras… ¡qué difícil!

Así que el lenguaje del recién nacido está hecho de muecas, reflejos, movimientos y por supuesto, su voz.

Entendiendo las necesidades del recién nacido

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Los recién nacidos necesitan comer, dormir y sentirse protegidos. Estamos hablando de supervivencia. Intentan expresarse como pueden, y nosotros intentamos comprenderlos también como podemos.

Abrazar la naturaleza mamífera de los seres humanos puede ser de gran ayuda para sobrellevar estos primeros meses de vida de nuestro pequeño. Nuestros cachorros humanos están sobreviviendo minuto a minuto, desarrollándose vertiginosamente cada día, exigiendo más alimento y atención, y mientras más presente estés, más fácil será interpretarlo.

Los bebés tienen patrones bien marcados. Si logramos respetar el ciclo de su desarrollo sabremos que si ya ha dormido, seguro tendrá hambre, y si ya ha comido, una siesta es inminente. Si se queja y ha comido y dormido, tal vez el pañal le moleste, o la ropita, o un diminuto cabello que le aprieta un dedito, o una picada de mosquito que no puede rascarse, o las manoplas que la tía se ha empeñado en ponerle, o el hermoso sombrerito que la abuela le ha puesto le da calor, o es frío, o es soledad, y así las opciones son muchas. Pero siempre, el amor de una madre podrá transmitir la calma y la paciencia para sobrellevar las vicisitudes de los primeros meses de vida.

Podríamos resumir sus necesidades en:

  • Alimento
  • Sueño
  • Calor
  • Contacto

El sueño y el alimento son lo esencial, pero el calor y el contacto, facilitarán todo mucho más.

Señales de agotamiento y hambre en tu bebé

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Cuando nuestro bebé necesita algo puede expresarlo de varias formas:

  • Bostezo: Es la señal por excelencia del cansancio. El indicador de que el sueño está llegando.

Qué hacer: Propicia la calma y el relax para que pueda descansar. Puede ocurrir que si el bebé está sobreestimulado, aunque esté muy cansado no podrá dormirse.

  • Halarse las orejas: Es una señal de agotamiento. El indicador de que necesita ayuda para dormir y relajarse.

Qué hacer: El contacto físico es el mejor tranquilizante. Los brazos son magia pura para un bebé. Así que nunca pienses que estás malcriando a tu hijo por atender sus necesidades de afecto, contacto y amor.

  • Abrir la boca y girar la cara hacia los lados: Es la señal estrella de hambre. No es que “hace como que busca algo”, es que, efectivamente, está buscando de donde tomar su alimento (busca el pecho).

Qué hacer: Alimentarlo de inmediato ya que si dejamos pasar mucho tiempo, su diminuto estómago podrá dolerle y comenzará a llorar. Una vez desencadenado el llanto, la posición de su lengua cambia y no favorece el agarre al pecho, así que olvida esa idea de que llorar les ayuda a desarrollar sus pulmones. Llorar sólo les hace segregar cortisol y generarle estrés del que no podrá deshacerse tan fácilmente.

  • Estruja sus ojos: Es una señal de sueño y agotamiento. El indicador de que sus ojitos están cansados y tal vez no quiere descansar porque el mundo es muy interesante pero siente la necesidad de cerrarlos y frotarlos.

Qué hacer: Propiciar el ambiente para el descanso. Silencio o si prefieres cantarle una canción que sea la misma cada vez que intentas calmarlo o dormirlo. Así poco a poco irá asociando y será más fácil relajarse. Cerrar las cortinas, apagar la luz, proveerle todo el confort y la compañía para que se relaje y pueda dormir. Si se siente seguro y protegido, se dormirá, una vez más se trata de supervivencia. Si siente que está expuesto por dormirse, dará batalla, pues lo natural es defenderse de lo que supone una amenaza.

  • Arquea la espalda: Es el indicio de que está incómodo, bien por hambre o agotamiento. Es la señal de que no puede seguir en esa misma posición.

Qué hacer: Lo mejor es cambiarlo de posición, distraerlo y disponer el escenario para comer o descansar.

  • Da patadas bruscamente o flexiona sus rodillas hacia su barriga: Es el indicio de que le molesta algo en su pancita. Posiblemente hambre. Es la señal de que necesita ser tomado en brazos, moverse, cambiar de escenario o tal vez un masaje con crema de flores de azahar para aliviar el malestar en la zona abdominal.

Qué hacer: Cogerlo en brazos, calmarlo, mecerlo, abrazarlo, besarlo, ofrecer el pecho a ver si es hambre y así consolarlo, masajear su pancita por si hay molestia en la zona.

  • Rechaza todo, incluso el pecho: Es el indicio de que está molesto. Su enfado puede ser por hambre, agotamiento, sobreestimulación, brote de crecimiento.

Qué hacer: Cogerlo en brazos es siempre una excelente solución. Acto seguido ofrecer el pecho. Si lo rechaza, posiblemente es porque está llorando y logra calmarse para comer. Hay que tranquilizarlo antes de volver a ofrecer el pecho. Distraerlo es una buena estrategia. La naturaleza es siempre impactante y salir al aire libre puede hacerlo cambiar de estado de ánimo (siempre que las condiciones lo permitan).

Cómo anticiparnos al llanto

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Los bebés nacen sabiendo algunas cosas, la primera es succionar, porque sino no sobrevivirían, y la otra es llorar, porque sino tampoco sobrevivirían. Comer y pedir comida son sus herramientas principales para sobrevivir.

Claramente, el frío y la soledad son aspectos a los que nos enfrentamos estando fuera del vientre materno, pues ese primer abrazo que dura nueve meses, se ha acabado y ahora necesitamos solicitarlo porque no está garantizado.

Así que mientras podamos garantizar la comodidad del bebé, veremos que sus necesidades son sólo esas: comer y dormir. Pero ¿no es acaso más rico -y más fácil- dormir calentitos, acompañados y con la barriga llena?

Muchas veces creemos que el llanto es la única manera que tiene los bebés para expresarse, pero en realidad, el llanto no es sino el final de una serie de expresiones que le preceden, y que al no ser traducidas y, por ende, atendidas a tiempo, detonan el llanto.

Cómo calmar a tu pequeño

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Se habla de un periodo muy importante después del parto, es considerado el cuarto trimestre de embarazo o periodo de exterogestación. Significa que estos primeros 3 ó 4 meses de vida del bebé, todo lo que le permita sentirse como en el vientre ayudará a hacer la transición más armoniosa y respetuosa.

En el vientre estamos contenidos, abrazados, calentitos, con alimento a disposición y sin mayor esfuerzo. Fuera del vientre ¿cómo estamos? En una cuna, con mucho espacio, debemos esperar a que nos alimenten… En principio todo lo que emule la contención, la seguridad, el calor, el contacto que sentíamos en el útero, producirá calma y bienestar en nuestro pequeño.

Los bebés se calman con lo que les transmite seguridad, como cuando estaban en el vientre de mamá. El movimiento, el abrazo, el contacto… Los sonidos blancos, como cuando escuchamos debajo del agua, el bamboleo de un carro, portear a tu pequeño cerquita de tu pecho mientras escucha los latidos de tu corazón, que eran el mantra que escuchaba una y otra vez estando dentro de ti… ¿cómo no calmarse con algo así?

Evidentemente, si el bebé no se calma con estas tácticas, tal vez no esté hambriento o somnoliento, sino que puede que se sienta mal. Aquí, el abanico de posibilidades es mucho mayor por lo que lo mejor es acudir a un profesional de la salud.

Respetar sus procesos y comprender que nunca estarás mimando a un bebé por cargarlo o ponerlo en tu pecho cada vez que llora. Los bebés necesitan ese contacto y atención ya que están sentando las bases de su seguridad y emocionalidad. No estás sola en esto, mamá, confía en tu instinto y sigue haciendo lo mejor que puedas.

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