25 errores más comunes de las madres primerizas

Cuando nace un bebé, nace también una madre, un padre y una familia. Ser una madre primeriza significa estar dispuestas a vivirlo todo en primera persona y por primera vez. Vivir la maternidad a tu manera y siguiendo tu instinto, es el primer paso para dejar de repetir errores. Cada bebé es único, y aunque no hay fórmulas para ser la madre perfecta, hay una forma de aprender: intentándolo sin miedo a equivocarnos. 

1. Bañar al bebé porque está sucio:

Entre los errores frecuentes está pensar que hay que bañar al bebé a diario. Bañar al bebé cumple varias funciones, no es sólo para “limpiarlos”. Bañar al bebé es un momento de relax, y sobre todo, para conectar con tu pequeño. Las manos y los objetos cercanos del bebé sí deben estar limpios, y para cuidar de la salud del bebé, somos nosotros quienes debemos estar limpios para acercarnos a ellos y compartir.

2. Miedo a que se enferme tu bebé:

Otro de los errores frecuentes que cometemos las madres primerizas es temer por la salud del bebé, pero  la enfermedad es para fortalecer a tu bebé. Cambiar el foco te ayudará a vivir sus procesos positivamente. Si bien a nadie le gusta estar enfermo, las enfermedades son necesarias para fortalecer nuestro sistema inmunitario. Claramente, hay niveles que indicarán los casos realmente riesgosos, así que mejor es que te lo tomes con calma. No hay de malo con la salud de tu bebé, sólo está desarrollándose y fortaleciéndose.

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3. Miedo a la fiebre:

Entre los errores frecuentes asociados al crecimiento de tu pequeño hay un personaje llamado “fiebre” que resulta muy confuso para algunas, sobre todo si somos madres primerizas. Lo primero es entender que la fiebre no es mala de por sí, pero es una señal que no debemos ignorar.

4. Comprar demasiadas cosas para el bebé:

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Entre los errores frecuentes está: exagerar. Todos queremos proveer a nuestros hijos de todo lo que no tuvimos y aquello que creemos que necesitaremos. Existe un mundo completamente desarrollado para venderte cosas a cada momento, sin embargo, tu bebé sólo necesita amor, calor, nutrición y protección. Los bebés prefieren el olor de mamá que el del suavizante. Prefieren el calor de mamá al batallón de peluches. Prefieren los brazos de mamá que un carrito de bebé de 500 euros. Si bien hay cosas que nos ayudan, lo importante es que no nos alejen de nuestra conexión y contacto con nuestro pequeño.

5. Dejarlo llorar es un grave error:

El error más frecuente tiene que ver con dejar llorar al bebé. Ningún consejo o recomendación que implique hacer sufrir a alguien es saludable. No atender las necesidades de un bebé es algo grave y trae consecuencias terribles. Ningún recién nacido puede manipular con su llanto y dejarle llorar es una forma de maltrato infantil. Si un bebé llora, tal vez necesita un cambio de pañal, un mimo, un par de brazos que le calmen, una teta que le aquiete. Cuando somos madres primerizas y escuchamos repetidas veces que hay que dejarlo llorar puede que pensemos que sea lo correcto, así como si de una receta se tratase, pero no. Dejarlo llorar es lo peor que puedes hacer.

6. Despertar a tu bebé:

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Un bebé duerme mucho porque su cuerpo está creciendo tan vertiginosamente que necesita mucha energía para ello, y al dormir el cuerpo puede tener más reservas de energías y enfocar eficientemente esa energía disponible. Existe una controversia sobre si despertar o no al bebé para comer. Lo mejor es que tomes partido sobre la base de lo que consideras en armonía con tu sentir y, claramente, consultando a un experto siempre. La lógica nos dice que si un bebé duerme es porque no tiene hambre, así que este es otro de los errores frecuentes.

7. Comparar a tu bebé con otros:

Este sí que es el error más frecuente. Cada bebé y cada mamá son únicos, así que cada paso en el desarrollo del bebé va guiado por las necesidades específicas de cada caso. No generalices ni subestimes los tiempos que requiere tu bebé para alcanzar ciertos logros ¡Déjalo ser!

8. Cambiar de pecho a la hora de amamantar:

Existen muchos errores frecuentes pero este es uno de los más comunes cuando somos madres primerizas. Es importante no cambiar el pecho antes de tiempo, ya que la composición de nuestra leche que es más grasosa y nutritiva es la del final de cada toma. Vacía el pecho antes de cambiarlo, así evitarás también congestiones y mastitis.

9. Abrigamos demasiado al bebé:

Todas tenemos pavor que nuestros hijos enfermen, pero no existe un bebé que no enferme. Si los abrigamos demasiado sudan, se acaloran y se pueden resfriar. Este es uno de los errores más comunes que cometemos las madres primerizas. Recuerda que la teoría dice que los bebés deben llevar una prenda más que tú. Si suda su cabeza o cuello, estás exagerando.

10. No involucrar al padre en los cuidados del bebé:

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Muchas mujeres sienten que deben cargar con todo la responsabilidad de sus hijos, otras no tienen opción. Si eres de las que cuenta con apoyo, por favor, no lo desaproveches. Es un error común quedarte sola en la tarea de los quehaceres del hogar y además, atender a tu bebé. Involucrar al padre es necesario para favorecer los procesos de apego padre-bebé, y para liberarte un poco de tanta presión. Eso sí, siempre escucha tu instinto y no tengas miedo a expresar tus necesidades de ayuda, afecto, apoyo, atención y sobre todo respeto por cómo quieres que se hagan ciertas cosas relacionadas con los cuidados del bebé.

11. No descansar cuando tu bebé descansa:

Otro de los errores más comunes de las madres primerizas es que no descansan cuando el bebé duerme ¿Hay acaso algo más rico que una siesta con tu bebé? La casa puede esperar, tú necesitas descansar y tu bebé te necesita con las pilas bien cargadas. Tus horas de sueño son escasas ¡así que descansa cada vez que puedas!

12. Pensar que lo estás haciendo mal:

El error más frecuente es dejarse vencer por el miedo. Si bien es cierto que nadie nace sabiendo todo sobre los cuidados del bebé, hay algo valiosísimo, y es la confianza en ti misma. Pensar que lo estás haciendo mal es muy recurrente cuando somos madres primerizas, pero te aseguro que nadie podrá hacerlo mejor que tú (aunque parezca que sí). Eres la madre que tu bebé ha elegido. No seas tan dura contigo y recuerda que “La madre perfecta no grita, no se altera, y sobre todo: no existe”.

13. Pensar que lo tienes todo controlado:

Este también es un error frecuente. Con la llegada del bebé parece que el mundo se ha puesto de cabeza y haremos nuestro mejor esfuerzo por adaptarnos, pero por más que intentemos no podremos controlarlo todo. Esto trae frustración, ya que pensamos que la vida funciona de la misma manera que cuando no éramos madres, sin embargo, día a día tu bebé crece, y tú también, así que lo que creías tener bajo control ayer, probablemente hoy haya cambiado. Prepárate para la versatilidad, desarrolla tu adaptabilidad y flexibilidad y verás que cada día será una aventura en la que tus mejores aliados serán: confianza, paciencia y sentido del humor 🙂

14. Salir de casa sin algunos artículos básicos para ti y tu bebé:

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Cuando somos madres primerizas, es un error frecuente pensar únicamente en todo lo necesario para los cuidados del bebé cuando no estamos en casa, pero tú también necesitarás agua, pads de lactancia y tal vez alguna camiseta. Una de las lecciones más útiles de la maternidad es que nos enseña a ser prácticas, rápidas y precavidas.

15. No seguir tu intuición:

El error más frecuente es no creernos capaces. Lamentablemente muchas mujeres hemos dudado durante siglos de nuestro poder intuitivo. Este poder se activa mucho más gracias a la maternidad. No permitas que la teoría, las opiniones y consejos lo sean todo. Es tu momento y es tu experiencia. Vívela a tu manera pero no dejes de lado la escucha de tu corazón y esa vocecita interior que a veces nos dice qué y cómo hacer ciertas cosas.

16. Prestar demasiada atención a las opiniones sobre cómo estás criando a tu hijo:

Todos siempre tienen algo que decirte sobre tu bebé y tu rol de madre, pero no significa que todo sea cierto. No tengas miedo a desechar ciertos argumentos y desmantelar discursos cuando de criar a tu hijo se trata. No hay reglas generales en la maternidad.  No se trata de encajar en un molde, cada bebé y cada mamá descubrirán lo que mejor les funcione.

17. No pensar en tu comodidad:

Cuando somos mamás debemos estar listas para todo. Lo mejor es aceptar tu momento, de corazón, y favorecerlo. Ponte ropa cómoda, sé práctica y recuerda que los días de tacones y vestido volverán más pronto que tarde.

18. Forzar el ambiente para su descanso:

Hay una delgada línea entre respetar el sueño del bebé y forzarlo. Si el bebé descansa durante el día, está bien intentar propiciar el ambiente para eso, pero los sonidos propios del entorno no se pueden apagar. Así que, no te preocupes demasiado por el ruido, ya que desde que estaba en tu barriga ha venido escuchando lo que ocurre afuera. Para la salud del bebé es importante generar rutinas, que son guías de acciones que te ayudarán a que establecer patrones en su cotidianidad, sin embargo, el hecho de que tu bebé sepa de qué va la rutina no significa que lo haga siempre. En todo caso, sería establecer el ambiente para su rutina.

19. Amamantar a reloj:

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Los tiempos cambian, y lo que a algunas madres les funciona, no aplica para todas. El reloj, muchas veces, complica el libre fluir del establecimiento y desarrollo de la lactancia. El bebé comerá cuando tenga hambre, no cuando “sea la hora”. Olvídate de seguir estructuras muy rígidas en cuanto a eso y confía en que el ritmo de tu pequeño es perfecto y que sabrás cuándo proveer lo que él está necesitando.

20. Estar desinformada sobre los estadios del desarrollo de tu bebé:

Existe mucha información sobre las etapas del desarrollo del bebé y la salud del bebé. Es esencial que sepamos decantar lo que encontramos en la web o en diversas fuentes, ya que aunque hay ciertas generalidades en cuanto al desarrollo de tu bebé, no tiene por qué ser exacto. No es un problema si tu bebé se tarda un poco más o menos en lograr ciertas cosas. Lo más importante es observar amorosa y respetuosamente los logros de tu pequeño.

21. Ver la maternidad como un sacrificio:

Uno de los errores más frecuentes es no saber priorizar. Pensamos que la vida sigue siendo igual sólo que con un bebé en casa, pero la dinámica cambia por completo y por ello, lo mejor es flexibilidad y tolerancia pero también mantener las rutinas. Suena contradictorio pero es esencial que podamos saber cuándo y qué es negociable, y cuándo y qué no lo es. Lo primero que no es negociable es tu felicidad. Si bien dicen que cuando nace el bebé se acaba la calma, también es cierto que empieza la diversión. Sólo entrégate y disfruta.

22. Olvidarte de disfrutar el momento:

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Los cuidados del bebé son muchos, y pueden resultar agotadores si como padres no contamos con las herramientas necesarias. Algunas tareas como bañar al bebé, el cambio de pañal, amamantarlo, entre otras, son actividades que iremos desempeñando cada vez mejor, a nuestro ritmo y manera. Sólo hay que darnos la oportunidad de intentarlo para aprender y sobre todo, disfrutarlo.

23. Olvidarte de tu pareja:

Uno de los errores más comunes es dejar de lado a tu pareja. Recuerda que es una etapa. Todo pasa. Todo lo que estás haciendo por tu hijo hoy, mañana será historia del pasado. Así que deja de quejarte y piensa que eres la mejor mamá para tu hijo ¡Lo eres! pero también eres esposa, amante, mujer, amiga, y la salud del bebé está muy relacionada con la salud de la madre, con su emocionalidad y su felicidad. Déjate querer, empezando por ti misma. Te mereces lo mejor, así que sé parte del cambio que quieres ver.

24. No seguir con tu vida

Uno de los errores más comunes que todas hemos cometido es extrapolar nuestras vidas a la maternidad. Es fundamental que podamos seguir procurando tener tiempo para lo que nos hace felices: dormir, salir de casa a mirar el cielo, tomar café con amigas o comer en pareja, hacer ejercicio, hacer el amor, meditar, o simplemente no hacer nada. Ser mamá es abrumador pero cambia con cada etapa. No te deprimas pensando que no serás la misma, porque eso sucederá únicamente si tú lo permites. Seguir con tus aspiraciones y sueños es combustible necesario para la vida, pero siempre consciente de que los primeros años de la maternidad son absorbentes, y así es como funciona por naturaleza. Tu bebé te necesita, y mucho. Disfrútalo al máximo porque esos días no volverán.

25. Creer todo lo que te dicen

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Errores frecuentes cuando somos madres primerizas hay muchos, pero el peor es no cuestionar y creer que todo lo que te dicen es cierto. No dejes que te transmitan los miedos y mitos sobre la maternidad.

Realmente, no hay error que valga cuando estamos dispuestos a aprender. Así que, aunque los hemos denominado errores, son realmente lecciones de maternidad que te harán no sólo una mejor madre, sino un mejor ser humano.

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