Ojos Llorosos En Bebés: Conoce Sus Causas y Tratamientos

La epifora, comúnmente conocida como el aspecto de “ojos llorosos” es un síntoma ocular que puede presentarse a cualquier edad, resultando más común en un recién nacido o bebés menores a 1 año de edad.

Usualmente, la afección desaparece por sí sola sin generar ningún tipo de secuela en la salud del niño, sin embargo, durante dicha espera pueden surgir muchas dudas e inquietudes, por lo que el presente artículo ofrece la información básica que debes conocer al respecto.

¿Qué significan los ojos llorosos en los bebés?

Los globos oculares son órganos altamente sensibles a los cambios de humedad, por lo que dentro de las maravillas del cuerpo humano se describe la presencia del aparato lagrimal, el cual se encarga de la producción y secreción de un líquido con abundante agua, minerales e incluso vitaminas, al cual denominamos comúnmente como lágrimas, y cuya función va más allá de lo imaginado.

La producción de dicha sustancia se encuentra auto regulada, de tal manera que se genere constantemente para mantener húmeda la primera capa protectora de los globos oculares (la conjuntiva).

No obstante, dicha producción puede incrementar ya sea por razones fisiológicas (naturales) como la influencia de procesos emotivos, o asociada a infecciones, inflamación o presencia de partículas.

En relación con esto, la epífora puede presentarse en cualquier edad, incluso en bebés de escasos días o meses de edad. En este caso particular, se mencionan diversas causas, las cuales serán descritas en el siguiente apartado.

¿Cuáles son las causas de los ojos llorosos en los bebés?

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1. Presencia de partículas irritantes

Los globos oculares son órganos muy sensibles a la presencia de partículas, al igual que la mayoría de las mismas generan importantes efectos irritativos, abarcando desde las generadas durante la exposición a humo de vehículos, cigarrillo, polvo por suciedad, polen, arena  y aserrín, hasta sustancias odoríferas utilizadas en los suavizantes de ropa y perfumes corporales.

En estos casos, la irritación ocular genera lagrimeo constante con aspecto de ojos llorosos, que puede asociarse a ligero enrojecimiento de la conjuntiva, sin presencia de ningún tipo de exudado purulento.

Generalmente, evitar la exposición a dicha sustancia al igual que realizar lavados oculares con agua potable, resulta suficiente para aliviar los síntomas.

En este mismo contexto, se incluye el efecto irritativo que pueden generar las pestañas al ser muy abundantes y dirigirse hacia adentro o hacia arriba (alteración de nacimiento que se presenta en algunos casos). En otros casos, el problema se debe a defectos en el párpado que conllevan a posición errónea de las pestañas, generando el mismo efecto traumático.

2. Infecciones

No solo las infecciones propias de los globos oculares pueden generar ojos llorosos, sino también la afección de los órganos o estructuras próximas a los mismos, como los párpados, glándulas lagrimales y porción superior del aparato respiratorio.

Aunque las manifestaciones de la infección pueden variar de acuerdo al tipo de microorganismo causal (virus, bacteria, hongo o parásito), la epífora es un síntoma común.

En el caso de los bebés obtenidos a través de parto vaginal, es frecuente la instauración de conjuntivitis bacteriana, debido a los gérmenes presentes en el canal de parto. Por ello, la aplicación de gotas oftálmicas con antibiótico es una medida protocolar durante las primeras horas de nacimiento, generalmente cumplida por el personal de enfermería de la institución tratante.

Sin embargo, en algunos casos resulta necesario prolongar el periodo de aplicación hasta varios días, sobre todo cuando existen antecedentes de infecciones vaginales o urinarias frecuentes durante el embarazo.

En relación con las conjuntivitis virales, poseen un alto nivel de contagio por contigüidad (contacto) con las secreciones lagrimales del portador, por lo tanto, si la madre cursa con este tipo de infección deben extremarse las medidas de aseo personal para evitar la propagación al bebé.

Haciendo referencia a procesos infecciosos en las estructuras adyacentes a los ojos, se encuentra la blesfaritis (afección de los párpados), al igual que la rinitis e incluso sinusitis (afección de la nariz y senos paranasales).

3. Problemas en los conductos lagrimales

Durante las primeras fases del desarrollo intra uterino, el conducto lagrimal se forma como una estructura tubular sin ningún tipo de espacio en su interior, por lo que la capacidad de transportar las lágrimas y posteriormente exteriorizarlas se adquiere durante las últimas semanas del embarazo.

Sin embargo, existen casos donde el proceso de recanalización (apertura del espacio central de los conductos lagrimales) se encuentra incompleto al momento del nacimiento, lo que conlleva a la acumulación de las lágrimas en los ojos, produciendo aumento de volumen y dolor en el globo ocular afectado.

En dichas circunstancias, se puede instaurar la inflamación de únicamente el saco lagrimal (dacriocistitis) o también afectar la glándula lagrimal (dacrioadenitis), donde en ambos casos se evidenciará característicamente el aspecto de ojos llorosos.

4. Resfriado común

Uno de los síntomas más asociados al resfriado común en el lagrimeo constante. Esto se debe a que generalmente la causa de estos resfriados es una infección de origen viral, en donde dicho gérmen produce conjuntivitis no purulenta, como se mencionó anteriormente.

Asimismo, en el cuerpo se generan gran cantidad de sustancias inflamatorias, las cuales además de producir ojos llorosos, son culpables de la congestión nasal, el dolor de cabeza e incluso la fiebre concomitante.

En estos casos, la infección suele limitarse a 7-10 días aproximadamente, por lo que en dicho periodo de tiempo los síntomas desaparecen paulatinamente.

5. Alergias

El término conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva), no solo se refiere a la presencia de infección ocular, puede presentarse en casos de inflamación no causada por algún microorganismo.

Entre estos, se menciona la conjuntivitis alérgica en donde la presencia de una sustancia irritativa, ya sea por contacto directo con los globos oculares o incluso con la cavidad nasal, desencadena una secuencia de reacciones químicas y celulares expresadas como: ardor ocular, ojos llorosos y rojos, prurito (comezón) nasal, goteo nasal e incluso estornudos.

6. Otras causas menos frecuentes

Existen otras causas de epifora poco frecuentes, y cuyo diagnóstico suele encontrarse al final de la lista del especialista tratante. Entre estos se mencionan: los pólipos nasales, quistes y otros tipos de tumores que ocluyen el aparato lagrimal o generan un efecto irritativo.

Asimismo, se mencionan los traumatismos oculares consecuencia de golpes sobre la región orbitaria.

Signos y síntomas asociados a los ojos llorosos en bebés

  • -Aumento de volumen en los párpados.
  • -Enrojecimiento en la piel de los párpados.
  • -Dificultad para mantener abierta la apertura palpebral.
  • -Ardor, dolor y sensación de comezón ocular.
  • -Secreción ocular purulenta de cantidad variable.
  • -Percepción de ojos rojos.
  • -Sensación de presencia de alguna partícula o cuerpo extraño en los ojos.
  • -En casos extremos, visión borrosa, dificultad para leer o visualizar objetos.
  • -Estornudos, sensación de comezón y congestión nasal.

¿Cómo se establece el diagnóstico de ojos llorosos en bebés?

En este aspecto, es de suma importancia aclarar que el término epífora u “ojos llorosos” en bebés no es un diagnóstico, sino un signo y al mismo tiempo un síntoma, que puede estar relacionado con gran diversidad de condiciones tanto fisiológicas (naturales) como patológicas (sinónimo de enfermedad).

Por lo tanto, la única forma de establecer un diagnóstico primeramente clínico es acudiendo a consulta control con su pediatra de cabecera, quien además de realizar el interrogatorio correspondiente, establecerá la relación entre los datos referidos por la madre y los hallazgos encontrados al examen físico del paciente.

A partir de allí, este determinará si es o no necesario realizar pruebas más profundas y referir al paciente a una especialidad oftalmológica. Cuanto antes se establezca el diagnóstico, con mayor prontitud se iniciará el tratamiento y por lo tanto mejorarán las condiciones de vida del bebé.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento para los ojos llorosos en bebés?

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Los ojos llorosos son muy comunes en los niños y, en la mayoría de los casos representan una condición que puede mejorar por sí sola. Sin embargo, al observarse síntomas persistentes el médico tratante indicará algunas alternativas de tratamiento, como las mencionadas a continuación:

1. Prevenir y tratar las infecciones oculares

Una vez instaurado un proceso infeccioso, se amerita la aplicación de gotas oftalmológicas y ungüentos que contengan antibiótico para los ojos, en caso de ser una infección bacteriana. Sin embargo, como se mencionó anteriormente las infecciones virales suelen limitarse por sí solas en un período no mayor a 10 días.

En caso de infecciones parasitarias o causadas por hongos, la terapia de tratamiento es un poco más compleja, pero la buena noticia es que representan un muy pequeño porcentaje de los casos.

Asimismo, se debe limpiar los ojos constantemente con agua potable o suero fisiológico, evitando la acumulación de secreciones purulentas en forma de lagañas.

Del mismo modo, evitar en todo momento la aplicación de medidas caseras cómo utilizar leche materna o infusiones herbales en sustitución de las gotas o ungüentos. El éxito del tratamiento dependerá del correcto cumplimento de las medidas indicadas por el especialista tratante.

Puedes utilizar hisopos de algodón nuevos para aplicar el ungüento sobre los párpados, ahora bien, la frecuencia y la duración del tratamiento estarán determinadas por el médico de cabecera.

2. Controlar la exposición a partículas alergénicas

La mejor forma de tratar los efectos de los procesos inflamatorios de origen alérgico, es prevenir la exposición o contacto con las sustancias que lo desencadenan, por lo tanto las medidas de control ambiental desempeñan un papel fundamental. A continuación, se mencionan algunas estrategias que puedes poner en práctica:

-Evitar la acumulación de polvo y suciedad en el cuarto del bebé.

-Lavar las cortinas y alfombras cada 2 semanas.

-Limpiar el cuarto del bebé con trapeadores húmedos, evitando el uso de plumeros o cepillos de cerda.

-Evitar que el bebé se encuentre dentro de la habitación mientras se asea la misma.

-No utilizar detergentes con olor para lavar la ropa del niño.

-Utilizar únicamente mantas y ropa de bebés hechas de algodón, evitando telas como el terciopelo.

-No colocar peluches en la cama, al igual que lavarlos al menos 01 vez al mes.

-Los productos utilizados para la higiene, deben ser hipo alergénicos, libres de sustancias aromatizantes.

En caso de que la aplicación de estas medidas resulte insuficiente, deberá informarlo a su médico y el mismo probablemente le indicará medicamentos antihistamínicos (antialérgicos) tanto para consumo vía oral, como aplicación oftálmica.

3. Realizar masajes oculares terapéuticos

En el caso de los lactantes (bebés de meses) con obstrucción parcial del conducto lagrimal, entre las primeras medidas de tratamiento se encuentran los masajes, los cuales deben ser realizados por la madre con la mayor brevedad posible, aprovechando momentos como la lactancia.

Los mismos consisten en aplicar una presión de leve a moderada sobre el borde del párpado inferior, utilizando el dedo índice de la madre, dirigiéndose desde el borde externo hacia el interno, replicando un movimiento semejante al “ordeño”.

La finalidad de ésta terapia es estimular el desarrollo del saco lagrimal, favorecer el correcto drenaje de las secreciones lacrimales y de ésta manera prevenir la instauración de infecciones en los ojos.

4. Tratamiento quirúrgico

En aquellos casos donde la obstrucción del conducto lagrimal es total, o los masajes resultan poco efectivos con el pasar del tiempo, el médico puede considerar necesario la resolución quirúrgica del problema.

Usualmente, se otorga un período de espera hasta que el lactante cumple 1 año de edad. En este momento, si no se realiza la corrección oportuna puede comprometerse el desarrollo del globo ocular e incluso el sentido de la visión.

Otra de las condiciones que ameritan corrección quirúrgica, son aquellas que involucran una incorrecta dirección de las pestañas, o defectos en el cierre de la apertura palpebral.

¿Cuáles remedios caseros elegir para los ojos llorosos del bebé?

La única terapia casera aprobada médicamente para este tipo de condiciones, es la aplicación de las medidas de control ambiental mencionadas anteriormente.

El uso de diversos productos alimenticios o herbales, no presenta hasta la actualidad ningún tipo de evidencia científicamente comprobada, por el contrario, existe gran cantidad de reporte de casos de niños con ceguera secundaria al uso de sustancia oculares sin prescripción médica.

¿Cuándo visitar a un médico?

Acudir a consulta con el médico de cabecera siempre representará una excelente primera opción. Si tu hijo presenta lagrimeo frecuente (incluso en los momentos en que no está llorando), además de aumento de volumen en los párpados, enrojecimiento, secreción purulenta o cualquier otro hallazgos que llame tu atención, no dudes en consultarlo con su pediatra.

En la mayoría de los casos, la epífora se relaciona con condiciones de poca severidad, por lo que no debes sentirte angustiado. Recuerda, que lo más importante en no perder tiempo ni energía en preocupaciones, sino en ocuparse, seguir las indicaciones establecidas por tu médico y mantener una estrecha comunicación para vigilar la evolución del caso.

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