14 Primeros Signos y Síntomas del Embarazo

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Los síntomas del embarazo pueden ser confusos ya que son muy símiles a los síntomas premenstruales. Sin embargo, hay indicadores que pueden ayudarte a descifrar un posible embarazo antes de que tengas la ausencia de tu menstruación o antes de hacerte un test. Descubre la forma en la que tu cuerpo expresa algunos signos y síntomas que coinciden con el inicio de la gestación.

1. El lenguaje de nuestro cuerpo

Cada mes, nuestro cuerpo, se prepara para un posible embarazo. Estamos diseñadas para dar vida, y por ello, nuestros ciclos influyen en todos los niveles de nuestro ser. Hay lugar para cambios físicos hasta emocionales, e incluso, si vamos más profundamente, cambios en nuestra configuración espiritual.
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Nuestro cuerpo tiene un lenguaje propio que habla también de la conexión que tenemos con él. Hay mujeres que pueden sentir que les va a venir la menstruación, -más allá de las cuentas que hagan de sus días-, debido a los cambios que perciben en su cuerpo y su estado de ánimo. Otras mujeres pueden tener la sensación de estar en estado de gravidez incluso antes de tener la certeza de la ausencia de la menstruación o un test en mano.

Algunos síntomas pueden ayudarte a descifrar si estás embarazada, aunque la única forma de saberlo con certeza es haciéndote una prueba que detecte los cambios hormonales propios del embarazo.

Recuerda que, para los cálculos del embarazo, la primera semana coincide con la última regla, es decir oficialmente no puedes estar embarazada en ese momento ya que estás menstruando. Pero luego de 15 días aproximadamente ocurre la fecundación, y es entonces cómo a las 4 semanas te das cuenta que estás embarazada si te falta la menstruación. Este sería el síntoma clave para muchas mujeres. De modo que cuando te enteras ya tienes 5 ó 6 semanas (lo cual en realidad son sólo 4 semanas desde la concepción).

Con todo, hay otros signos y síntomas que se van dando durante los primeros días y semanas que siguen a la fecundación.

2. Pechos hinchados

Uno de los primeros síntomas que reportan la mayoría de las mujeres tras la posible concepción es la hipersensibilidad en los pechos. Se hinchan y duelen porque se preparan para amamantar. El cambio en el flujo de tu circulación sanguínea afecta también los tejidos de tu cuerpo, y los senos son clave en el proceso que sigue al embarazo (la lactancia). Notarás cambios en tu piel, en la pigmentación, tus areolas se abultan, las venas se notan más, están sensibles al tacto al punto que no querrás ponerte brasier.

3. Dolor de vientre

Los dolores de vientre son una señal de los movimientos celulares que están ocurriendo en tu útero. Este órgano que mide aproximadamente unos 7 centímetros antes del embarazo llegará a medir unos 30 centímetros. Hay un incremento de las fibras musculares, vasos sanguíneos y demás ¡La capacidad de tu útero aumenta de 500 a 1000 veces! Ahora que hay un embrión implantado en las paredes del endometrio, las señales hormonales se envían para proteger y garantizar la vida. Tu vientre es el lugar donde ocurren todos estos cambios.

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4. Sensibilidad olfativa

El aumento de los estrógenos del embarazo hace que haya un incremento importante en la sensibilidad olfativa. Esto se denomina hiperosmia y es una de las señales más sorprendentes del embarazo. Puedes percibir olores como nunca antes, sobre todo aquellos que tu cuerpo pareciera repeler para proteger a tu bebé: ciertos productos químicos de limpieza, olor de basura, perfumes, olor de cigarrillo, entre muchos otros.

El olfato y el gusto están estrechamente relacionados y trabajan en conjunto. Así que, al haber cambios en tu percepción olfativa, no es extraño que haya cambios también en tu forma de saborear y digerir ciertos alimentos.

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5. Náusea y/o vómitos

Los cambios hormonales afectan todo nuestro cuerpo. Durante las primeras semanas de embarazo, la progesterona que has iniciado a segregar produce cambios en la digestión. Esto se debe a que hay una relajación del tejido muscular liso del tracto intestinal. De allí que haya molestias como flatulencias, reflujo gástrico, náuseas, vómitos, etc. Aparecen en las mañanas y lo mejor es consentir tu estómago con abundante líquido y una mayor consciencia en la alimentación y sobre todo en los tiempos entre una comida y otra.

6. Antojos o aversión por ciertos alimentos

Por lo que comentamos anteriormente hay cambios en tu percepción gustativa. Las hormonas de la placenta (gonadotropina coriónica humana y los estrógenos principalmente) influyen directamente en los cambios del aparato digestivo. Hay una sensación de gusto metálico, una cierta delicadeza en cuanto a los sabores y los alimentos. Esto también está ligado a la hipersensibilidad olfativa. Habrá olores y alimentos que te generarán tanta aversión que podrían darte náuseas; otros, en cambio, te harán salivar como nunca.

7. Somnolencia y cansancio

Imagina todo lo que tu cuerpo está empezando a crear: ¡un ser humano! Es completamente esperable que te sientas agotada y cansada, especialmente durante los primeros días y durante todo el primer trimestre.

Tu cuerpo ha empezado a redoblar esfuerzos para proveer de todo lo necesario a la vida que se gesta en tu interior. Tu organismo requiere de mucho esfuerzo para ello y la mejor forma de garantizar que tu energía esté dirigida al desarrollo del embrión es haciéndote descansar un poco ¡cuánta sabiduría en nuestro cuerpo!

Recuerda que durante las primeras semanas se produce la embriogénesis con la morfogénesis y organogénesis. Nada más y nada menos, se están desarrollando los mecanismos fundamentales para asegurar la vida al nacer. Luego de sólo 18 horas tras la fecundación, ya se forma la primera célula con dotación genética completa dando lugar al embrión, y en el día 18 tras la fecundación inicia el desarrollo del corazón que es el primer órgano del embrión ¡Con razón tanto agotamiento!

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8. Ansiedad y cambios de temperamento

Las hormonas son las responsables de transmitir mensajes químicamente en nuestro organismo mediante la sangre. Al haber un embarazo ¿imagina todos los mensajes que deben dar las hormonas a cada uno de los rincones de nuestro cuerpo? Si cuando esperamos la regla, ya notamos los mensajes tipo: “Hey, falsa alarma: no ha habido concepción. Volvamos a lo nuestro”. Imagina ahora: “Hey, ¡hay vida!: preparen todo por los próximos nueve meses y más allá”.

Todo esto se percibe de formas complejas ya que, muchas veces, no contamos con herramientas para afrontar estos cambios tan vertiginosos que ocurren debido al embarazo. Ansiedad, sensibilidad, ganas de llorar sin razón aparente, mal humor sin motivo aparente, todo cobra sentido ahora que podrías ser el territorio en el que están formándose las redes de un nuevo ser humano. Ríe, llora y sobre todo disfruta tu proceso. El embarazo no es ninguna enfermedad ¡y tampoco es eterno!

9. Sangrado por implantación

Algunas mujeres presentan un ligero sangrado que es considerado -por algunos- como el sangrado por implantación del embrión en las paredes del endometrio. La implantación ocurre de 4 a 7 días después de la fecundación, es decir durante la semana 4 de embarazo. Esto pudiera confundirse con el inicio de un posible sangrado menstrual. Sin embargo, para esta fecha, el embrión (que todavía no es embrión sino un blastocisto) mide apenas de 0,4 a 1 milímetros.

Realmente, muchas mujeres no presentan sangrado, aunque sí todas notan cambios en su flujo vaginal.

10. Cambios en el flujo vaginal

“El embarazo es húmedo” escuché una vez, y tiene sentido cuando piensas que nuestro primer hogar -el útero-, es un medio acuático, donde el líquido amniótico nos envuelve. Los cambios en la presión sanguínea -propios del embarazo-, permiten una mayor circulación de sangre y de los líquidos corporales.

Por esto, una de las señales del embarazo -así como de los días en que ovulamos- es flujo abundante. Se le denomina leucorrea, es flujo abundante y lechoso, el cual aumenta a medida que el embarazo avanza. Se debe a la formación del tapón mucoso del embarazo, cuya función es proteger el canal cervical de posibles infecciones, evitando la comunicación vagina- útero, y se expulsa de forma normal en el parto.

11. Aumento de la frecuencia urinaria

A medida que tu útero crece (lo cual ocurre día a día), la vejiga es uno de los órganos que queda aprisionado entre el útero y el hueso púbico. De allí que, durante el primer trimestre, haya un aumento en la frecuencia urinaria. Además, el aumento en la ingesta de agua es natural -y muy aconsejado- ya que el cuerpo se vale de todos los elementos que tiene a disposición para desarrollar al bebé. El agua es fundamental para mantenernos saludables e hidratadas a todo momento. Así que, todo sumado, hacer pis se vuelve una actividad recurrente.

12. Dolor de espalda

La espalda es nuestro eje central. Allí se reflejan todos los cambios derivados del embarazo con relación al aumento de peso, el cambio del centro de gravedad, el equilibrio, el patrón de marcha, y muchos cambios que vamos asumiendo -muchas veces, inconscientemente-, y que si descuidamos por completo, podrían evolucionar en males mayores como dolencias en la zona lumbar por falta de higiene postural y molestias del nervio ciático.

Mucho antes de empezar a llevar la tripa grande, nuestros huesos empiezan a moverse, y los ligamentos a dilatarse preparándose para el parto. Esto puede percibirse como dolor de espalda.

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13. Aumento de la temperatura basal

Uno de los indicadores de que hay un cambio en nuestro ciclo menstrual es el aumento de la temperatura basal. Cuando ovulamos hay un aumento y cuando estamos embarazadas también. Tras la ovulación la temperatura vuelve a subir, mientras que cuando estamos embarazadas se mantiene a lo largo de varios días (18-20). El aumento de la progesterona es la encargada de estas variaciones.

La temperatura basal es la temperatura más baja que logra nuestro cuerpo cuando está en reposo. Su medición tiene que hacerse considerando algunos factores para asegurar de tener una lectura correcta de la temperatura.

14. Atraso/ausencia de menstruación

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Según estés conectada con tu cuerpo podrás percibir algunos cambios en él. La ausencia de la regla puede ser la última señal antes de considerar hacerte una prueba de embarazo, o bien puedes considerarla como el primer síntoma notable antes de hacerte el test.  Lo importante es que sepas, que si tienes ciclos regulares, un aparente retraso puede tratarse de un embarazo.

Si bien las mujeres tenemos ciclos muy variados, y que dependen de muchos factores como el estrés y la alimentación, los ciclos muy irregulares pueden deberse a otros motivos de salud que no debes pasar por alto.

Recuerda que estamos diseñadas para la vida y la menstruación es la muestra de ello. Seguimos un ciclo, que si bien es variable, representa un ritmo natural en nuestras vidas. Cada mujer es un mundo y misterio. Evalúa los síntomas en conjunto, y si tienes más de uno puede que se trate de un embarazo.

Sin embargo, recuerda que la única forma de saberlo es confirmándolo con una prueba que evidencie la gonadotropina coriónica humana (HCG) en tu sangre u orina.

Tu cuerpo es maravilloso y perfecto, y cada una de las formas en las que se expresa, es un mensaje de algo que está ocurriendo en él. No descartes ninguna sensación por tonta que parezca, pues nuestro cuerpo no trabaja de forma aislada. Hay miles de millones de conexiones entre nuestros órganos a niveles físicos, mentales y espirituales.

Interpretar las señales de un embarazo puede ser confuso en el primer embarazo, más aún si llevas tiempo buscándolo. Sea cual sea tu caso, lo importante es que puede que hayas sido escogida para dar vida, y eso significa que tu cuerpo es ahora una suerte de templo que alberga un milagro.

Claramente, las connotaciones sobre cada embarazo, siempre serán atribuidas por cada madre y su forma de vivirlo. De momento, si crees que estás embarazada, recuerda que las primeras semanas son esenciales para un sano desarrollo embrionario. Confirma cuanto antes si estás o no embarazada para no poner en riesgo ni tu salud ni la de tu futuro bebé.

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